lunes, 13 de mayo de 2019

¡Hermanos, Demos tres Gloria a Dios!

El origen de este código de adoración lo relata el propio Pastor W. Hoover en el texto de su autoría , cuando recurre a los relatos testimoniales de sucesos relacionados con "posesiones espirituales" en el año 1909:

"En uno de los domingos poco después que cayó el Espíritu Santo sobre la iglesia (...) Los hermanos se retiraron y quedó el pastor con uno o dos hermanos con el hombre tendido en el suelo, que quedó así por más de una hora. En esa hora sucedieron cosas de las más maravillosas casi imposibles de describir. He allí un joven de veintiséis años tendido de espalda, ojos cerrados e inconsciente de donde estaba (...) pero muy despierto y vivo en alguna experiencia muy rara y notable que le pasaba (...) Entonces comenzó a tocar algún instrumento invisible como de cuerdas (...) pasado esto, parecía estar en la presencia del diablo, pero como habiendo ganado una soberana victoria sobre él (...) Después, marcando el tiempo con las dos manos extendidas como un conductor de orquesta, cantó estas palabras, con música, que él mismo puso, palabras y música dadas en ese momento: ¡Aleluya al Cordero de Dios!, Aleluya al Cordero de Dios, Que dio su sangre en la Cruz, Que dio su sangre en la Cruz, Para salvarnos de nuestros pecados (...) Cuando el hermano volvió en sí (...) fue hecho un jefe como un militar (...) De esta experiencia originó las "Tres glorias a Dios". Porque desde ese tiempo en las reuniones movido por el Espíritu se levantaba y poniéndose delante de la congregación les decía, "Hermanos, demos tres "Glorias a Dios" y se la daba como una salva militar. Esta salva ha llegado a ser un distintivo de la Iglesia Pentecostal por todo Chile para enviar saludos a otras congregaciones y para recibirlas" 

El Dr. Humberto Lagos comenta: "Más allá de lo relacionado por el Pastor Hoover para explicar el inspirado origen de la trinitaria "salva Pentecostal", ella se adiciona a la información bíblica sobre el significado de la triada (tres veces ¡Santo!) en cuanto el "tres" se lee como la perfección de lo perfecto."

Un breve comentario personal para la iglesia de hoy: Es menester que la Iglesia Pentecostal, considere este relato testimonial para lograr comprender que las Glorias a Dios deben ser dadas con conciencia y con la reverencia que merece la santísima trinidad.
Refiriéndonos al tercer mandamiento, relatado en Éxodo cap. 20 versículo 7 de no tomar el nombre del Señor nuestro Dios en vano, el Reformador Juan Calvino está en lo correcto al comentar acerca del tercer mandamiento: “Es importante que de corazón y de palabra cuidemos de no pensar ni hablar de Dios y de sus misterios sino con gran reverencia y sobriedad; y al considerar sus obras no concibamos nada que no sea para honra y gloria suya” (Institutos 2.8.22).

Si ha de dar las Glorias a Dios con reverencia y plena racionalidad de exaltación, eleve su voz y sin temor proclame esta "salva" trinitaria. Si usted en cambio las da sin reverencia, como parte de la rutina, sin conciencia, con solo la voz elevada y un corazón con ausencia de rendición y disfrazado de piedad, mejor no las de y elimine del culto racional dicha expresión. 
Debemos entonces comprender que hoy, las damos por el único motivo suficiente, que a través de un acto de gracia de Dios por medio de su hijo nos dio la vida, cuando solo merecíamos la muerte eterna.

Hoy somos libres, para dar no solo una, si no las infinitas Glorias a Dios por darnos gratuitamente la eterna Salvación. 

Solo a Dios la gloria.
#VolviendoalPrincipio 



Bibliografía:
1. Herejía en Chile, Evangélicos y Protestantes desde las colonia hasta 1925. 
Santiago de Chile, 2009. Dr. Humberto Lagos Schuffeneger. 
Sociedad Bíblica Chilena.
3. Hoover, Willis. C: "Historia del avivamiento Pentecostal en Chile", trad. del Inglés en 1909, transcrito por corporación Iglesia Evangélica Pentecostal, 1977.





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